Más de 60 años de fútbol: El recuerdo de una entrevista con el gran José Sulantay

Corría el año 2017, don José Sulantay aceptaba dirigir una vez más a su querido Cobreloa, a pesar de haberle prometido a su madre no volver a ser entrenador. Aquella vez, conversamos de todo con don José, en una entrevista que hoy, en un día de mucha pena por su partida, queremos recordar y compartirla con todos ustedes.

Histórico en el fútbol chileno y también en nuestro Cobreloa, José Manuel Sulantay Silva, oriundo de Coquimbo, nació el 3 de abril de 1940. De sus 77 años de vida, 60 se los ha dedicado al fútbol. Y siempre al máximo nivel.

Como futbolista fue goleador en todos los equipos que jugó, además de ser seleccionado juvenil y parte de la preselección del plantel que disputó el Mundial de Chile 1962. Como entrenador será destacado y recordado por armar íntegramente a la generación dorada de nuestro país, que consiguió a nivel de Selección, ganar las Copas de América y Centenario. Por nuestra parte, los cobreloínos siempre lo recordaremos como el entrenador que hizo imbatible al equipo el año 1992, logrando en aquel entonces, nuestra quinta estrella como campeones del fútbol nacional.

Ante la pregunta, si se considera mejor futbolista o mejor entrenador, Sulantay responde «He logrado cosas más grandes como entrenador. Aunque fui un muy buen jugador. Seleccionado juvenil a los 17 años, cuando apenas llegué a La Serena”.

Un personaje que el mundo del fútbol respeta, un maestro. Un señor de este deporte, que por amor a los colores naranjas volvió a dirigir, pese a prometerle a su madre que no lo volvería a hacer. “Don Sula”, “El Negro José” o simplemente “Don José”, abre su corazón y su memoria, para contarnos detalles y mil historias de 60 años ligado al “Deporte Rey”.

1.- Como futbolista debutó el año 1957 en Deportes La Serena… Usted era goleador nato. ¿Qué recuerdos tiene de su etapa como jugador?

Tuve etapas lindas, que recuerdo cuando veo los goles que muestran en la televisión, los mejores goles. Y yo me acuerdo de los que hacía yo. No es porque lo diga, pero hice goles preciosos: de chilena, de paloma, de todo tipo de goles. En ese tiempo no existían cámaras como para tener registro de ello. Pero fueron reciosos mis recuerdos como jugador.

2.- Y rápidamente fue seleccionado juvenil…

Yo fui seleccionado juvenil apenas me contrató La Serena. Llegué a ese club en agosto, y a final de ese mismo año fui seleccionado. Yo me fui a probar un día miércoles, recuerdo que me mandaron a llamar, y fueron a buscarme al colegio. Ese día hicimos fútbol a las 15 horas y en la noche ya me hicieron el contrato que tuvo que firmar mi papá de inmediato.  ¿Cuándo iba yo a pensar que sería profesional en ese rato? Fue maravilloso. Yo venía de la tierra, de jugar «pichangas». Y tan rápido llegar a una nómina de selección, es de no creerlo.

3.- El Salvador, Guatemala… usted jugó allá. ¿Cómo fue esa experiencia en países aparentemente poco futbolizados?

En realidad, si eran futbolizados, pero menos profesionales. Era duro jugar allá, era bravo. Fueron varios jugadores chilenos en ese tiempo. Yo fui a una gira con Palestino a México, Honduras, Guatemala, El Salvador… en el Estadio Azteca jugamos contra el América de México, que era el mejor equipo de ese país. Ahí, en esa gira, me quedé con la idea de irme un día a Centroamérica. Tengo muchos recuerdos lindos.

4.- ¿Alguna anécdota que recuerde de su paso por Centroamérica?

Tengo guardado un panfleto. Yo fui a jugar a un equipo chiquito en Guatemala. Yo venía de vuelta a Chile con mi señora y mis hijos. Y me contrataron en el aeropuerto. Recuerdo que el comandante del ejército, tenía un equipo, de un pueblito chico, Cobán, que ahora está muy lindo. El entrenador era amigo mío, jugamos juntos. Él me dijo que esta era una liguilla que duraba cuatro meses, y me dijo el comandante del ejército es el que te contratará. Si el equipo prácticamente no existía. Los jugadores eran todos soldados. A ellos los contrataban así, como soldados, y no hacían nada.

Me mandé un tremendo campeonato. Jugamos 12 partidos, hice 11 goles, me la jugué como si estaba en el Real Madrid. Y él (el comandante) fue presidente tres años después de Guatemala. Don (Fernando) Romeo Lucas García. Si aún tengo hasta el contrato que firmé esa vez. Fue bonita experiencia. Me sacaban todos los partidos en andas. Y el comandante era el que más me levantaba. Todos felices. Ganamos hartos partidos. Me acuerdo entonces que ahí, los días domingos, tiraban panfletos desde una avioneta que decían “vayan a ver el domingo al crack chileno José Sulantay” … grandes recuerdos.

5.- Como jugador le tocó venir a Calama ¿Que representa esta zona para usted?

Sí, el año 59 vine a jugar acá. Calama representa mucho para mí. De hecho, ahora también lo demuestro, porque me vine y dejé todas mis cosas en Coquimbo. Yo había dejado de entrenar, no quería más competencias. Me paré buen tiempo, y me dediqué a mis cosas… Pero tengo un cariño muy especial. Cuando salimos campeones fue algo hermoso. También fue hermoso mi paso en Coquimbo Unido, pero lo vivido en Calama y Cobreloa es más especial, me dejó marcado. La gente marca. Salimos campeones, luego vice campeones… y ahora cuando me dijeron lo mal que estaba Cobreloa… bueno yo sabía que no había plata, ni nada, porque lo dejaron destrozado al club…

6.- Don José, ¿Como se consigue cumplir 60 años en el fútbol?  

Es difícil, no hay fórmula. Mi carrera se fue dando. Yo nunca pensé ser entrenador, de ahí parto. Yo cuando me iba a retirar del fútbol como jugador, me puse a trabajar, y trabajé en varias partes, porque yo dije tengo que igualar, o acercarme a lo que ganaba como jugador. Entonces me retiré y me puse a trabajar, tenía pega. Además, soy contador, pero no ejercí como tal. Yo tenía oficinas de transportes personales, donde yo hacía todo, planillas, presupuestos y todas esas cosas. Y de repente apareció esto de ser entrenador.

7.- ¿Cómo surgió la idea de ser entrenador?

Me lo pidió el presidente de Coquimbo Unido de aquella época, Gustavo Camelio. Él tenía una empresa, de las primeras en exportar mariscos a Europa. Su familia estaba en el sur, y él viajó a Coquimbo. Se enamoró de la ciudad, tomó Coquimbo Unido. Hizo un equipo de primera. Hizo un equipo para subir de una, y no lo consiguió. Él trajo a dos entrenadores: El «Cuá Cuá» Hormazábal y Eladio Zárate. El equipo no dio para subir. Y en eso, me llamó por medio de un abogado amigo mío. Recuerdo que él me preguntó que era para mí el fútbol-empresa. Yo le expliqué al abogado lo que pensaba. Me pidió que se lo diera escrito, todo lo que yo pensaba. Luego me preguntó, que me parecía que hubiera dos entrenadores en Coquimbo. También opiné y se lo tuve que escribir. Ahí Camelio me mandó a llamar, que quería conversar conmigo… me dijo que me conocía como jugador, conocía toda mi historia… y quería que yo me hiciera cargo de Coquimbo. Pero yo no podía, no tenía tiempo.

8.- ¿Tenía mucha demanda laboral?

Sí, yo ya era dueño de mi empresa, trabajaba desde las 7 hasta las 23 horas. Yo quería que la cosa caminara. Pero bueno, me convenció. Le dije que las únicas horas que tenía disponible, eran de 18 a 20 horas. En vez de ir a comer algo a mi casa, podía ir a apoyar. Yo le dije que haría un llamado, que haría una prueba de jugadores. Recuerdo que llegaron 250 niños. Jóvenes. Entre 18 y 21 años. Yo quería de ese rango de edad, porque muchos cadetes se pierden. Entonces yo hice mi equipo, empecé a entrenar. De repente hicimos fútbol con Hormazábal, y le gustó la dinámica de mi equipo. Empezamos a juntarnos, como ex jugadores de inmediato hicimos buena amistad. Cuando se fue el paraguayo (Eladio Zárate), “Cuá Cuá” me pidió ser su ayudante. Pero yo le decía que era imposible, por mis obligaciones… no podría siquiera viajar. Entonces me propuso dirigir a la reserva.

Tuve un plus con los jugadores. Ellos se mataban entrenando conmigo. Yo los dirigía los domingos, y Hormazábal me pedía información. Yo dato que le daba, jugador que entraba al primer equipo. Entonces los muchachos me tenían una fe absoluta. Un día Hormazábal se fue a Santiago, y no volvió más. Ahí yo me quedé con el equipo, el 77. Empecé a ganar a ganar y ganar. Yo en ese tiempo no tenía el título de entrenador. 

9.- El año 92 llegó a Cobreloa, y logró un récord de partidos invictos (27), además de la quinta estrella de nuestro club. ¿Por qué ese Cobreloa era imbatible?

Cuando llegué, yo no había entrenado a equipos grandes. Entonces mucha gente pensaba que no iba a dar la talla en un equipo como el que tenía Cobreloa, y con los nombres que tenía el equipo: Estaba Covarrubias, Puebla, Figueroa… pero yo en la segunda semana listo. Empezamos con todo. Primero les hablé fuerte, y después empezaron a creer en mí, comenzamos a ganar, y luego ya no perdíamos, no perdíamos… y ya después el equipo solito se juramentaba no perder nunca.

Yo he tenido la suerte que rápidamente entro con los jugadores. Soy de los que conversa mucho con ellos, siempre con la verdad, siempre de frente, sin prepotencia, sin nada malo. Eso, sumado a los trabajos que yo ideé, que muchos de ellos los inventé, y que también se los traspasé luego a la Selección Sub 20, sirvieron para lograr el campeonato de ese año. Es lo mismo que yo hacía en Coquimbo Unido, por algo con ellos también llegamos a la Copa Libertadores.

10.- Los tiempos cambian… nuestra ciudad está muy diferente a la del año 92. Pero, ¿Cobreloa ha cambiado mucho? ¿Qué cosas siente que ha mejorado y en cuales se ha empeorado?

Primero sí, la ciudad está hermosa. Súper grande. Ahora que vendrá mi señora a visitarme, salí a dar una vuelta, porque yo en realidad salgo poco. Salí y me di cuenta lo mucho que ha crecido. Pensar que, en el año 59, cuando vine como futbolista, había casi puras casas de lata, con calaminas.

Y bueno, antes Cobreloa era una potencia económica y en todo sentido. Como club, como todo. Ahora llegué en un momento muy difícil. Hay dos o tres ex dirigentes que se la han tenido que comer toda, porque parece que pasaron con una pala gigante, y se llevaron toda la plata. Y lo peor es que se perdió la identidad, de muchas formas.

11.- ¿Que sintió cuando nos tocó descender?

Yo no lo podía creer. Cómo podía estar tan mal Cobreloa. Yo veía que no jugaban tan mal tampoco… pero cuando se viene la mala… ufff no hay mucho que hacer. Sentí una pena inmensa, porque, además, a mí me llamaron antes de que llegara “El Fantasma” (Marco Antonio Figueroa). Me habló el presidente de la época, pero no lo noté convencido en traerme. Yo llamé para saber cómo estaba la situación, pero el directorio estaba dividido. Y yo ahí me bajé. Con división no podía venir. Me iba a traer un grupo, y el otro me iba a querer echar. Y así no se trabaja. Ese divisionismo que no lo vi el año 1992, cuando ellos me llamaron (los dirigentes de aquel entonces), y en dos horas yo firmé mi contrato. Recuerdo que esa tarde jugábamos contra Colo-Colo, pero yo no dirigí, lo hizo Mario Osbén. Se perdió 4 a 2, pero me quedé con la idea de que algo grande podíamos hacer.

12.- ¿No queda con esa sensación de culpa por no haber aceptado venir a dirigir al equipo que terminó descendiendo?

Yo pienso, que hubiera sacado al equipo de ahí… pero no quedo con sensación de culpa, porque si hay dirigentes, dos o tres que a uno no lo quieren en el equipo, no podía venir. Si no hay unanimidad, yo no voy. O si me dicen que están hablando con otros entrenadores más, yo de inmediato digo chao. O creen en mí o no creen en mí. En el 92 creyeron.

13.- Luego de Cobreloa dirigió otros equipos, y por supuesto se le recordará por ser pionero en dirigir a la base de nuestra generación dorada a nivel de Selección. ¿Por qué es tan buena esta generación? ¿Cuál fue su receta ganadora?

No es una receta, simplemente era una realidad que le dije en ese tiempo a (Héctor) Robles y a (Hernán) Caputto. Lo primero que les dije, fue que no les daría ningún consejo ni nada. Porque no estoy para dar consejos. Simplemente les dije que se metieran en la cabeza, como querían que su equipo jugara. Y en mi caso, siempre me han gustado los equipos dinámicos, cosa que después reconocieron los argentinos, cuando dijeron que la dinámica de Chile los mató. Nuestro equipo apretaba, marcaba en todos lados. Luego les dije busquen los jugadores adecuados a esa idea que tienen. Que no llegara la gente de Colo-Colo, Católica o la U a imponer jugadores. Por ejemplo, yo fui cancha por cancha viendo futbolistas. Tomaba mi vehículo y me iba al sur, Concepción. En la mañana, estadio de Fernández Vial, lloviznando y yo ahí mirando. Vi como jugaba Concepción, por ejemplo. Luego Huachipato… (Gonzalo) Jara, Pedro Morales, todos ellos vinieron de allá. Pero fue porque los busqué. Uno por uno.

A (Gary) Medel, a (Arturo) Vidal… una vez fui a ver a Colo-Colo. Morón era mi entrenador de arqueros, y me dijo vamos a ver el partido, que te quiero preguntar algunas cosas. Llegamos allá, y me decía mira el 10, es carta segura para la Selección. Era Cristóbal Jorquera, pero a mí no me llamó mucho la atención. Y me apuntó también a un lateral… pero yo le dije, a mí me gusta el número 4, ese jugador quiero yo. Lo vi jugar de 10 hace poco, es multifacético y bravo. Con personalidad, patudo, pechugón. Era Arturo Vidal.

14.- Sánchez, Aránguiz, Vargas… Cobreloa ha tenido una cantera espectacular. Y hoy usted dirige a varios futbolistas con mucho potencial. ¿Ve a alguno en especial que pueda llegar al nivel de estos cracks mundiales?

Es difícil decirlo ahora, y no es bueno. Pero sin duda hay mucho potencial en el equipo. Por ejemplo, tengo mucha fe en (Ignacio) Jara. Yo le digo que juegue libre, que no le diré nada si se equivoca. Si pierde pelotas que lo haga, pero que encare mucho, porque es muy hábil.

Hay otro jugador muy bueno, que es (Pablo) Brito. Es flaquito, pero tiene tremendo potencial. Yo ya le pedí que hiciera hartas pesas, para fortalecer músculos y esas lesiones que ha sufrido. Y él se ha comprometido. Me dijo que va a vivir en el gimnasio. Le pega con un fierro a la pelota. Es hábil, rápido y tiene personalidad. Ese cabro llegará lejos si se lo propone.

15.- ¿Y algún otro, profesor?

Otro muy buen jugador es Matías Álvarez… jugadorazo, con personalidad, pachorra. Es completo. También está Sebastián Romero. Hablé con él, por el tema de la muerte de su padre… lo notaba un poco ido, y es normal. Pero le dije que su viejo va a estar muy feliz si él está jugando. Le hablé sobre la responsabilidad que ahora tiene como líder del hogar. Le dije, en estos casos uno lamentablemente debe hacerse el valiente no más, y los hombres debemos apechugar… ten fe y pídele a tu padre que te ayude desde arriba. Había veces que “El Seba” no dormía de tanta pena y preocupación. Por fortuna ahora lo noto más feliz. Y debemos cuidarlo porque es un gran futbolista también.

16.- Usted ha sido CORE, fue futbolista, es contador, trabajó en el rubro de transporte de carga, es hijo ilustre de Coquimbo, es entrenador… ¿qué le falta por hacer?

Quise ser alcalde. El tema es que uno en la política, debe aguantar tonteras que no soy capaz de hacerlo. Cuando fui CORE yo sabía que no era político… y para estos cargos se necesita serlo. Me tocó discutir desde un comienzo con varios. Yo recalcaba que no me importaba ni la izquierda ni la derecha, sino las 20.000 personas que habían votado por mí. En cambio, los que me discutían habían sacado con suerte 3.000. Tuvimos encontrones fuertes, aunque luego forjamos amistad con algunos.

Aunque pensándolo bien, agradezco no haber sido alcalde. Ahí la mitad te celebra, y la otra te descuera. Mucha gente me sigue proponiendo ser alcalde. Pero ya no quiero. Aquí en Chile cuando uno se muere no más es bueno. Así que no, no quiero. Si la vez que me tiré para serlo no votaron por mí, ya no votaron no más.

17.- ¿Cómo es su relación con sus 5 hijos?

Nosotros somos como un clan con mis hijos. Muy unidos. Desde siempre hemos sido así, incluso yo con mis hermanos siempre hemos sido muy “aclanados”. Cualquier cosa que le pasa a uno de nosotros, ahí estamos para ayudar y apoyarlo. En todo. Con mis hijos pasa lo mismo, ellos siempre están preocupados por saber cómo estoy. Pendientes de la salud y de todo.

18.- ¿A su esposa la conoció en Coquimbo?

Sí, mi señora era vecina mía. Tenemos 51 años casados… hay que echarle para cumplir 51 años casados (reflexiona sonriente). Ella de chiquita estuvo conmigo. De hecho, nuestro hijo mayor tiene 51 años. En realidad, nosotros ya vamos a cumplir 52, ya tenemos tantos años juntos.

19.- ¿Y fue difícil para ella tanto viaje suyo como futbolista y ahora como entrenador? Tanto tiempo fuera de casa…

Mi señora me conoció siendo futbolista, pero yo pienso en la mujer de uno, del futbolista, del entrenador… yo pienso que de los 51 años debo haber estado 20 años afuera, solo. Y ojo que eso es malo, porque uno se acostumbra a la soledad, a estar solo.

20.- Aunque quizás por eso igual han durado tanto tiempo…

Oye, sí, es verdad. Si hubiéramos estado quizás tanto tiempo juntos quizás que pasaba. Uno tiene una forma de ser, y mi señora también. Entonces a la distancia es más manejable el tema. Pero así ha sido nuestra relación. Ella se encargó de criar a los niños. Ahora está a cargo de nuestro gimnasio, y por todo nos hemos llevado muy bien.

21.- ¿Y nunca ha querido venirse a acompañarlo durante su estadía en Cobreloa?

Vivió la vez pasada conmigo (año 1992). En ese tiempo, estuvo con mi hija menor. Le gusta Calama, le gusta venir, y ahora lo ha hecho, pero viajes cortos, porque no puede quedarse más. Nosotros en Coquimbo tenemos una casa muy grande, gimnasio y demás. Entonces hay mucho que hacer. Nosotros no nos podemos mover de allá.

22.- Usted es muy querido en nuestra ciudad, ¿no ha pensado en radicarse acá? Quizás ser alcalde de Calama…

Irme de Coquimbo no. Tengo mi familia, mis cosas, todo ahí. Todos mis hijos nacieron en Coquimbo. Puedo salir, pero no irme de Coquimbo. Esta vez me costó salir, no el hecho de venir a Calama, sino salir de Coquimbo. Ni a Santiago voy, con eso le digo todo.

23.- Por venir a Cobreloa dejó todo… ¿por qué será que amamos tanto a este equipo?

Es verdad. La decisión de venir, fue por un cariño muy especial. A otro club no habría ido. A mí me contactó el Everton, Huachipato y otros equipos. Pero les dije que no, porque se lo prometí a mi mamá. A mi vieja le prometí que no volvería a entrenar más. Y ahora que me vine a Calama le dije a mi mamá “perdóname viejita que volveré a entrenar”.

24.- ¿De qué se trataba esa promesa que le hizo a su madre?

Ella me dijo, hijo ya deje de entrenar, no salga más. Quédese en su casa, con su gente. Y eso se me quedó muy grabado. Yo le dije voy solamente a dar unas charlas a Arica, Antofagasta, voy a Punta Arenas, y dejo de trabajar afuera. Pero lamentablemente fui a Arica, y mi madre estaba con problemas de salud. Me vine un día martes, me despedí de ella con un beso. Había estado de cumpleaños el sábado. Y el miércoles, estaba trabajando en un entrenamiento, y me llama por teléfono mi hermana, diciendo que a mi madre tenían que colocarle urgente un marcapasos. Tenía el pulso y los latidos del corazón muy bajos y lentos. Yo al otro día debía hacer unas charlas… recuerdo que conversé con ella cuando estaba por entrar a pabellón. Ella me calmó, porque me dijo “hijo tranquilo, que entraré solo a colocarme este aparatito”. Yo le preguntaba si estaba tranquila, y me decía “sí hijo, yo estoy ‘impeque’, no se preocupe”. Entró y no salió más. Se quedó ahí… me avisaron… fue demasiado triste su partida.

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