Pese a la salinidad de los suelos y el agua, la popularmente conocida “Papilla” crece sin problemas en la zona y tiene el mismo potencial de proliferación que la Mostaza negra.
Hacer agricultura en el desierto más árido del mundo es un gran desafío, no sólo por la escasez de agua y la salinidad de ésta, sino que además por la aparición de distintas malezas que pueden llegar a dificultar la producción de cultivos tradicionales. Hoy, a la agresiva Mostaza Negra se suma otra amenaza: la “Papilla”.
El Programa de Extensión con Enfoque Territorial, para el Control Integrado y Manejo de la Mostaza Negra, que ejecuta el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) con fondos del Gobierno Regional de Antofagasta, además de entregar herramientas y guiar a las y los agricultores en el manejo de esta maleza, ha dictado diversos talleres relevantes para las labores productivas.
El último fue liderado por la experta en malezas de INIA, Guisella Reyes, quien recorrió junto al equipo de la oficina técnica Calama del Instituto, diversos puntos de la provincia.
En cada taller conversó con las y los agricultores sobre las malezas más comunes en la zona y se sorprendió por la proliferación que ha tenido la popularmente conocida “Papilla”. Una maleza principal o que tiene un gran potencial para causar problemas en cultivos dada su forma de reproducción.
“Apareció otra maleza que es igualmente preocupante que la LepidiumLatifolium o Mostaza Negra. Le llaman papilla, que también se reproduce por tubérculo y semilla y es una maleza principal. Es de suma importancia estar preocupados de dónde aparece, en qué cultivos y qué tan agresiva y competitiva puede llegar a ser con los cultivos”, explicó Guisella Reyes.
Si bien esta maleza está presente desde Tarapacá hasta Santiago, no hay estudios sobre los problemas que puede traer a los cultivos, pero lo que sí es preocupante es que, pese a la adversidad de los terrenos loínos y la salinidad del agua, puede vivir sin problemas.
“En Río Grande, por ejemplo, los agricultores la tienen, la conocen, pero ellos no la ven como maleza porque se la dan de alimento a los cerdos. Entonces hay que poner especial cuidado”, puntualizó la especialista.
“Nuestro programa no se enfoca sólo en combatir la maleza y enseñarles a los productores las particularidades de la Mostaza. Queremos que tengan conocimientos amplios. Por ejemplo, con los talleres de Guisella buscamos que ellos conozcan cómo se desarrollan otras malezas, sepan su potencial de reproducción para que no se propaguen en los terrenos productivos y se transformen en otro problema, como hoy lo es la Mostaza Negra”, explicó la directora del programa Bárbara Vega.
Además, comentó que para el año que recién comienza hay una serie de acciones proyectadas, donde los productores deberán tomar las riendas de sus terrenos, poniendo en práctica todos los conocimientos que fueron entregados durante 2021.
“Es importante que los productores apliquen los planes de manejo personalizados que entregamos. En ellos está reflejado el control integrado que deben hacer de la maleza en sus terrenos”, recalcó Bárbara Vega, quién además indicó que los profesionales seguirán de cerca la aplicación de estos planes, pero -recalcó- que los primeros responsables de aplicar los conocimientos y utilizar las herramientas entregadas son las y los agricultores de El Loa.