En Santiago de Río Grande, que ha perjudicado el cultivo del ajo y el problema latente en localidades como Lasana y Chiu Chiu. También sufren la problemática en Chunchuri en Calama.
“La maleza Mostaza Negra (Lepidium latifolium) nos ha generado muchas pérdidas en nuestros cultivos. Llevamos años luchando con ella y a veces uno dice ¿para qué?… Nos aburrimos. Pero estos proyectos nos ayudan y motivan a seguir luchando por la agricultura”, comentó Alejandro Olivares, agricultor del sector Cerro Negro de Calama. Una de las áreas más afectadas por la propagación de la maleza.
Relatos como el de Alejandro se repiten entre las y los agricultores loínos, quienes en distintos puntos de la provincia viven la misma realidad, la que pudieron comprobar en terreno especialistas del INIA (Instituto de Investigaciones Agropecuarias), quienes han recorrido gran parte del interior de la región de Antofagasta explicando los alcances del “Programa de Extensión, con Enfoque Territorial, para el Control Integrado y Manejo de la Maleza Mostaza Negra» ejecutado por el Instituto con fondos del Gobierno Regional de Antofagasta.
En esta primera parte del proceso de conformación de los Grupos de Transferencia Tecnológica (GTT), se realizaron reuniones en diversos sectores de Calama, Chiu Chiu, Lasana, San Pedro de Atacama y pueblos aledaños, donde los trabajadores de la tierra han recibido con entusiasmo esta nueva instancia del programa que busca recuperar la capacidad productiva de los suelos hortícolas y forrajeros de la Provincia.
“Hemos recibido las inquietudes de los agricultores y agricultoras. Sabemos que necesitan asesoría técnica y ayuda en terreno, para mantener fuera de sus eras a la Mostaza Negra. Además, se han mostrado dispuestos a trabajar bajo la modalidad de los GTT, que serán coordinados por el equipo de profesionales de INIA”, comentó Bárbara Vega, quien dirige el Programa de Extensión.
Las distintas visitas han entregado datos interesantes, como por ejemplo la infestación que existe en Santiago de Río Grande, que ha perjudicado el cultivo del ajo y el problema latente en localidades como Lasana y Chiu Chiu.
David Mollo, quien cultiva choclos en el sector Los Blancos de Chiu Chiu, explicó que en el último tiempo ha tenido que controlar la maleza arrancándola de raíz con gran esfuerzo físico y económico, pero hoy resurge la esperanza. “Hace unos años vino INIA, hicieron estudios y ahora es importante que estén nuevamente acá (…) Esperamos que con los estudios que se hicieron anteriormente, hoy podamos saber qué debemos hacer y qué herbicidas podemos utilizar para controlar la maleza que tanto daño nos ha hecho a los agricultores”.
Esta mala hierba ha alcanzado tal punto de propagación que Angel Salva Barrios, quien vive y tiene suelo cultivado a más de 20 kilómetros de San Pedro de Atacama, casi en la falda del Volcán Licancabur, también vio aparecer la maleza en los alrededores. “Estoy muy contento de que INIA venga porque tenemos que controlarla. Cuando la planta semilla se pueden afectar también los vecinos y el problema se puede hacer cada vez más grande en el sector”, comentó.
También sufren con esta problemática en el sector Chunchuri de Calama, donde la mayor parte de los afectados son adultos mayores. “Hay que trabajar unidos con los técnicos porque como hay maleza en distintos lugares, los terrenos son muy amplios y nosotros solos no podemos. Tiene que ser algo en conjunto”, manifestó Juan Barboza.
La conformación de los Grupos de Transferencia Tecnológica son sólo el primer paso de un programa que trabaja día a día en terreno para ayudar al agro loíno a recuperar suelos que hoy están infestados de la maleza Mostaza Negra.