Conocido cariñosamente como “El Mentita”, el recordado y querido utilero dejó un gran legado en nuestra institución. Tanto así, que el estadio donde entrena Cobreloa en el centro de entrenamiento lleva su nombre.
El 20 de noviembre del año 2011, dejó de existir el señor Luis Becerra Constanzo, querido e histórico utilero de nuestro Cobreloa conocido popularmente por su apodo, “El Mentita”, quien dedicó gran parte de su vida a la institución naranja con su gran labor.
Hoy, a 11 años de su partida, recordamos cariñosamente a don Luis Becerra Constanzo, hombre que tanto le entregó a Cobreloa ganándose incluso el honor de que el estadio donde entrena nuestro primer equipo lleve su nombre.
Para recordarlo, conversamos con Alejandro Becerra, hijo del querido utilero, quien desde Yungay nos comentó un poco sobre lo que han sido estos años sin “El Mentita”, y como recuerda su vida y la de su familia en Cobreloa.
¿Cómo vive un nuevo aniversario en conmemoración del fallecimiento de su padre?
Tengo un recuerdo de él bien grato, en el sentido que cada vez que hacen el recuerdo amigos del fútbol e incluso ustedes cómo Cobreloa, es como que enciende la llama de orgullo que tenemos nosotros de haber tenido un papá así, que hacía el trabajo humilde, con harto esfuerzo, con harto cariño que él tenía hacía Cobreloa, y en realidad, en lo personal, cada vez que veo que lo recuerdan con tanto cariño siento mucho orgullo.
¿Qué ha sido lo más difícil de la ausencia de don Luis Becerra?
Es difícil como yo creo lo es cualquier pérdida importante. El que ha perdido un familiar lo recuerda siempre, lo tiene siempre presente, yo creo que el dolor no es muy distinto al que cualquier persona puede sentir, pero la diferencia encuentro yo que cada vez que se menciona, o cuando tenemos esta instancia, así como para poder recordar con gente que estuvo cercana a él, de verdad que es mucho mejor, cómo más orgullo. Es como que a uno se le hincha el pecho cuando hablan de mi padre. También, y debido a esto, nosotros quedamos con muchos contactos, con el tío (Héctor) Puebla, el tío (Víctor) Merello, “Juanito” Covarrubias, y muchos más, entonces obviamente que cada oportunidad que tenemos se recuerda y están siempre presentes, y están como muy activos con nosotros. Así que estos 11 años han sido complejos en el sentido de llevar el duelo, complejo porque es tu papá, lo mismo que vive mi hermana, y en el caso de mi de mi mamá porque es su esposo, pero en realidad yo creo que lo que nos fortalece es su imagen y la imagen que tiene asociada a Cobreloa.
¿Qué significó Cobreloa para su padre y qué significa para usted y su familia?
Cobreloa era gran parte de su vida, yo sentía que era más que el trabajo, sino una forma de vivir la vida. Él llegó en 1980, desde Lota Schwager, y estuvo hasta el 2011 cuando falleció.
A mi me pasa que, cada vez que hablo de Cobreloa es como algo propio, no es solo como hablar de hincha, sino que siento que tengo muchos lazos. Y uno extraña eso, de poder estar en un camarín, en la cancha, de acompañar a Cobreloa en los viajes, me pasó cuando Cobreloa jugó hace poco con Fernández Vial y me dio ganas de entrar al camarín como lo hacía antes. Tanto mi mamá, como mi hermana y para mi, Cobreloa es más que un equipo de fútbol, es más que ser hincha del equipo, sino que tiene que ver con nosotros, con nuestras vidas, con nuestra formación, con lo que quisimos proyectar, y tiene que ver con todo eso. Tengo muy buenos recuerdos, tengo muchas ganas de ir a Calama.
Entre tantos históricos con los que trabajó, ¿sabe si su papá tuvo algún ídolo?
En realidad, mi papá tenía más bien muchos amigos, y con quien se llevó muy bien siempre es con el tío Ligua Puebla, pero también con el tío Merello, Juanito Covarrubias, el tío Chago (Santiago Rojas), el filo (Juan Quiroga), y por supuesto mi padrino “Campito” (Luis Campos), por nombrar algunos.
¿Que se siente que la cancha donde entrena a diario el plantel lleve el nombre de su padre?
A nosotros nos genera mucha alegría lo simbólico que el estadio lleve su nombre. Y cada vez que uno conversa con personas ligadas a él, es entretenido tocar ese tema. Es algo muy importante de sentir que su recuerdo está presente, sobre todo en esa cancha, en el club de campo que él tanto quería, que uno tiene tantos recuerdos de esa zona, donde incluso los aromas son distintos, el clima ahí es distinto, como que se vive algo especial en el club de campo, y que tenga el nombre de él, es algo muy significativo, dan muchas ganas de ir pronto a ver como está ahora.
¿Cómo viven el actual momento de Cobreloa? ¿Cómo cree que lo viviría su padre que estuvo en varias definiciones?
Yo siempre me pregunto que hubiese pasado con él cuando Cobreloa descendió, creo que habría sido muy doloroso. Él no alcanzó a vivir esa experiencia, a él le tocó vivir la mejor época de Cobreloa. A él le hubiese afectado mucho porque Cobreloa le generaba esa sensación y siempre fue fuerte, era difícil ir a ganarle a Calama, conocía más de triunfos que de derrotas, siempre arriba en los campeonatos. Que Cobreloa llegara a finales era algo muy probable siempre, entonces creo que si hubiese estado vivo le habría afectado mucho. Mi papá tenía algo que yo encontraba súper rescatable, él siempre consideró el fútbol como un juego, y siempre decía en esta cuestión ganas o pierdes, y esa fue una gran lección que aprendí, de que hay que jugar los partidos, hay que salir a la cancha y dar lo mejor de sí, pero hay muchas cosas que no dependen de uno, y a pesar que uno pudo haberlo hecho bien, si la situación no se da no hay que echarse a morir ni nada, sino poner el pecho a las balas y salir adelante.
¿Por qué cree que logró interiorizar aquello a pesar de que vivió la época gloriosa del club?
Yo creo que eso lo aprendió por lo intenso que fue Cobreloa en los primeros años, cuando ganó los campeonatos nacionales, cosas inéditas, un equipo súper potente que incluso llegó a dos finales de Libertadores que fue como la gran espina de ellos por no haberla ganado, y creo que ahí entendieron eso. Incluso cuando perdieron la final con la U. de Chile el 2004, cuando era el tri campeonato, yo le pregunté como estaba, y me dijo ‘no se pudo ahora, pero se podrá después’, y así fue, al torneo siguiente nuevamente Cobreloa fue campeón.
¿Cómo esperaría su padre la definición que tendrá esta semana Cobreloa?
Si mi padre estuviese vivo estaría esperando esto con mucha ansiedad, muy emocionado, y si se tuviese que ganar, yo creo que lo habría sentido tanto como haber ganado la Copa Libertadores, porque igual es un hito importante. Tanto tiempo estando abajo, tanta ansiedad que genera esto, y obviamente la preocupación de que las cosas funcionen bien este domingo y que puedan subir… él lo viviría con mucha ansiedad.